miércoles, enero 14, 2009

bye.

Pues de nuevo tú y yo...
De nuevo este sitio, nuestras cuatro paredes.
De nuevo yo y estas manos.
De nuevo el silencio, ya no queda mucho que hacer.
De nuevo las noticias, la gente que llora.
De nuevo yo y lo mucho que te extraño, raro.
No es la muerte en sí, si no que estás junto a mí. Te miro de nuevo y pareciera que de nuevo respiras, como si dentro de tu pecho surgiera ese leve contoneo, un pequeño subir y bajar; es sólo lo que quiero ver.
Tu cuerpo tendido junto al mio, y de nuevo me escuchas, como en los viejos tiempos, como en todos los tiempos.
Te voy a extrañar... ¿Por qué te vas? ¿Por qué no te quedas? ¿Por qué me dejas? Aqui, y yo sin ti... ¿A dónde quieres que vaya?
Al frente, la salida, a mi izquierda un cuerpo que no se mueve. Tibio, suave, triste. Descansas.
Y yo, de nuevo me pregunto qué hacer.
¿Por qué me dejaste?
¿Qué me importa él? ¿Qué mi importan ellos? ¿Por qué me dejaste?
Y entre mí, de nuevo el egoísmo, disfrazado de dolor, disfrazado de tristeza, disfrazado de impotencia, de esa estúpida apariencia que tienen los que lloran por alguien, de los que lloran por ti.
La vista, mis ojos que en frente no pueden reconocer el rostro de los amigos o de los hermanos. Mis ojos que empañados con restos de sal y agua forman esa cortina de hipocrecía, de eso que si fuera dolor sería más difícil de ocultar. No es dolor, es sólo ese sentimiento que no me dejará dormir, es sólo ese pensamiento que me dará vueltas y que si fuera más listo evitaría. Un farsa.
Un farsa que lejos de hacerme dejar de llorar me invita a hacerlo cada ves más y más profundo y que en cada letra y cada pensamiento sólo deja salir más lágrimas y sólo eso.
Letras, un par de palabras que te dije todo el tiempo. Te quiero. Y con las miradas, conocía que estabas aqui y con tu sonrisa un tanto discreta devolvías la cortesía.
¿Y ahora con quién platicaré?
¿Dónde me refugiaré?
¿En donde dejaste tus palabras, las lecciones,... tu vida?
Hipocrecía. Egoísmo. Al final resulta que yo mismo los confundo pensando que es cariño o tristeza; quizá ambas.
Y aún así, tu cuerpo reposando junto al mío, desnudos sobrios, acabados: tú y yo. Quizá el mío más cansado por no saber qué hacer. ¿A dónde se habrán ido tus palabras,... tu aliento?
Eras un buen amigo. ¿Para qué me engaño? Te voy a extrañar siempre.
Y entre tantas ideas te pido perdón. Es este estúpido dolor, amor, egoísmo, tristeza, pasión o la línea que divide a todas del resto de ellas mismas. Con todo no puedo ni quiero disfrazar mi pesar. Y quisiera salir corriendo de este horrible cuarto que nos alberga a ambos, que nos sujeta, que envuelve tu cuerpo con tela y oscuridad, que envuelve este día con ese sentimiento: ¡No me dejes!
Y entre tantos "pesares" habrás acabado sufriendo junto a mi y yo, sin saberlo, sólo no pude entender. Y quizá ahora sólo sufras menos alejado de este lugar del que ambos queríamos escapar. Y tu cobardía quizá sólo sea una nueva invitación a seguirte más lejos. Y de nuevo te quiero ver, alucinarte, pensar que escucho todos tus pasos y tu respirar que fue quien terminó por ahogarte. Perdón.
Te extrañaré siempre. No te quiero volver a perder.
Y que vuelvas no es sólo un sueño, es saber la realidad. Conocer. Las gotas que ruedan por la ventana, por las mejillas, por las paredes. Lloramos. Yo lloro.
¿Qué debo hacer si no vuelves?
Mañana te enterraremos y quisiera despedirme.
Saber que no sufriste. Que me mientas, que digas, o que llore, sólo miénteme para deshacerme de esto. Que nos quisiste. Lo sé. Nos querías. Me querías y yo,... como nunca pude decírtelo y tú como siempre me lo hiciste saber.
¿Al final te veré de nuevo? No lo sé. En mis sueños. En los delirios. En alucinaciones. Espero encontrarte de nuevo.
Te extrañaré mi amigo. No sabes cuánto te quise; por eso lloro, no porque quiera, sino porque te quise.
Que los demás no lo vean. Que me miren como si fuera un delito. O un día más, simple y pasajero, no me importa ya te quise.