martes, abril 21, 2009

Bésalo.

Barcelona es algo así como x's. Si lo miras caminando por la calle básicamente sobre sale sólo porque es alto, muy alto. Yo, para el promedio de las personas que conozco, soy un poco más que la media, pero Barcelona se lleva las palmas con sus 198 centímetros de altura y pues, además de eso, no es muy guapo, ni muy carismático; más bien serio y poco interesante. Callado, tímido con los desconocidos y explosivo con los cercanos; lentes de pasta delgados, igual que el dueño; sincero y amante de los libros y los besos sabor mandarina.

Lo quiero, lo quiero mucho...

Hace casi un mes que por una u otra razón no habíamos podido platicar. El muy idiota no sale de su escuela y yo tengo que buscarlo, enredarme en sus asuntos; me he convertido en falsificante profesional de justificantes, permisos y mentiras sólo para poder saludarlo y regalarle alguna sonrisa. El fin de semana estuve a punto de verlo.

Hace casi un mes pensé en encontrármelo casualmente cerca de su casa,... o de su escuela,... o en el transporte público,... o con sus amigos,... o,... no importa; sólo quería encontrarlo. Así que el fin de semana, durante las vacaciones, quise saludarlo. Sí, de "casualidad", en aquella fiesta dónde casualmente él iba a estar.

Todo estaba planeado. Casualmente me sentaría junto a sus amigos (que por necesidad se han convertido en mis amigos... sin comentarios...); casualmente platicaría de ese último libro que él ama (tardé tres días enteros en leerlo y entenderlo de pe a pa... también sin comentarios....); casualmente un amigo me acompañaría y casualmente nos diría lo bien que nos vemos juntos; pediría disculpas por no haberle buscado durante un mes (quizá un poco más...); y finalmente bailaríamos su canción favorita (que tardé dos semanas en aprender a bailar,...) culminando con un suave beso. ¡Todo era perfecto! Las diferentes posibilidades estaban perfectamente contempladas: ¿Y si no tocan la canción? ¿Y si no podemos platicar de aquel último libro? ¿Y si no puedo sentarme junto a él? ¿Y si sus (mis) amigos no me recordaban?... ¿Y si llovía? ¿Y si hacía calor?... ¡No importa! Todo estaba contemplado, excepto una cosa.

Y ahí queda la lección final. El primero de todos los posibles caminos que uno debe contemplar en esas situaciones debe ser: ¿Y qué pasa si Barcelona no llega?

Quizá, de haber contemplado esa situación, hoy no estaría escribiendo esto. Lección aprendida :'(

¿Dónde estarás Barcelona?

jueves, abril 09, 2009

Carta a Barcelona.

¿Cuál es el ingrediente que falta? ¿Cuál es el punto medio que no supimos alcanzar? ¿Dónde se quedó ese toque de "magia", la fusión justa entre ambos? Diría el maestro Búnbury "la chispa adecuada"...^_^ ¿En qué momento no supe encontrarte? ¿Qué fue de ese detalle? Aquel sentimiento que es capaz de equilibrar el miedo y la pasión, la locura y el desenfreno. Amor.

Aún hoy, durante las noches sigo soñando, dando vueltas tendido sobre mi cama. Recordando (no porque quiera, sino porque mi cuerpo me lo reclama) el color de tus manos, el aroma de tu piel, el roce de tu cabello, la calidez del último abrazo, tus labios y sigo sonándote; sudando, temblando, temiendo y suplicando que estuvieras aquí. Y tal parece que mi cuerpo es incapaz de entender y durante las noches sigue buscando entre las sábanas, tratando de aferrarse al último resquicio de una mente simple que no sabe (o no quiere) olvidar. De nuevo, durante la noche, mi cuerpo caé en el vacío de un cuarto lleno de nada. De nuevo llega el terror nocurto, el muerto, los súcubos, la psicosis; palabras que no sólo ocultan la verdadera razón de mi evidente incapacidad, sino que tratan de ser una vieja forma de ocultar esa última palabra que describiría no sólo cientos de líneas, palabras e incoherencias, sino que describirían exáctamente lo que siento. Amor.

"Que bonito es el amor"... decía Jarabe de palo.

Barcelona, sigo pidiendo que te encuentres bien.