martes, febrero 14, 2012

Dialogos

-Hola-. Dijo él.
-Hola-. Contestó ella al tiempo que se acercaba al lugar donde él se encontraba.
-Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha visitado.
-No sabía cuándo debí haber venido y me ha sido difícil recordar el camino. Disculpa mi tardanza.
-No te preocupes yo no iría a ningún lugar y me alegra que recordaras el camino-. Dijo él mientras miraba al frente. Un silencio de unos segundos sucedió entre ellos y luego él continuó hablando.

-¿Cómo has estado?
-Muy bien, soy feliz-. Una ligera sonrisa se le dibujo en el rostro, sin embargo una tenue sombra opacó aquellos ojos-. ¿Y tú? ¿Cómo has estado? –Continuó ella y una vez más, durante un segundo, reinó el silencio.

-Dime. ¿Cómo es tu vida? Quiero saber.
-Es hermosa, hay tantas cosas allá afuera que no creerías aquello que tus ojos te mostraran.
-¿Existen todas esas cosas de las cuales he escuchado?
-Sí, existen.

-¿Existe el odio?
-Sí, existe.
-¿Y cómo es?
-Es intenso, sigiloso y amargo.
-¿Y existe el amor?
-Sí, también existe.
-¿Y cómo es?
-Es como el odio, sin embargo, es más grande y mucho más hermoso.
-¿Reina la muerte en aquel lugar?
-Sí, todos mueren.
-¿Cómo es la muerte?
-Es tan grande como el amor y tan fuerte como él mismo.
-¿Cómo es morir?
-Morir es como el final de un sueño y el principio de una noche.
-¿Has amado a alguien?
-A muchas personas.
-¿Y esas personas te han amado?
-Si, todas ellas.
-¿Has odiado a alguien?
-Sí, lo he hecho.
-¿Te quedarás conmigo?
-No, tengo que regresar.
-Ellos pueden esperar, yo lo he hecho.
-No, no pueden; ellos no esperan.
-¿Por qué no esperan?
-Porque ellos mueren. Porque existe el tiempo.
-¿Qué es el tiempo?
-Es todo aquello que existe antes de la muerte.

Ambos quedaron en silencio y él pareció reflexionar durante breves instantes las palabras que ella había dicho.

-No lo entiendo -. Dijo él.
-Lo sé.
-Entonces, si regresaras, morirías. ¿No es así?
-Sí, moriré.
-Dime. ¿Cómo es la tristeza?
-La tristeza es la distancia que te separa de aquellos a quien amas.
-¿Y dónde habita la tristeza?
-En ocasiones habita en los ojos y en las lágrimas, y en otras ocasiones se oculta detrás de nuestra piel.
-¿Existe el miedo en aquel lugar?
-Sí.
-¿Qué es el miedo? – Ella cerró los ojos.
-El miedo es todo aquello que desconocemos.

Hubo un silencio eterno que atravesó sus huesos y al final del tiempo ambos desaparecieron.

viernes, febrero 10, 2012

Dentro de mí.


Hoy he nacido, estoy vivo nuevamente. La libertad de ser libre y rondar, y moverme entre lo inagotable, entre una orgía de sensaciones que me revuelcan por cualquier parte y hacia cualquier lugar, soy yo mismo. He crecido, iniciado como un simple recuerdo, alimentándome a cada instante de las sombras del pasado, de ideas y de pensamientos abandonados en la oscura soledad.

Ahora soy libre. Vivo en la infinidad de tus pensamientos, en la demencia de un corazón que no quiere dejarme morir. Soy nada más que tu propia creación. Renazco cada noche, muero a cada mañana, revuelvo con locura cada rincón de tu alma.

Y en la oscuridad soy soltado de mis ataduras, de mis cadenas que me atrapan al único mundo que has conocido. Y soy yo quien te llevo a aquellos lugares inalcanzables para ti. Te muestro grandes cosas ocultas y los secretos que hay detrás de ellas. Soy tu guía entre un caos de palabras y gritos sordos que ahogan tus sentidos. Te muestro tu corazón y lo que en él escondes. Soy el mensajero que deja escapar los suspiros que haz querido encerrar.

Soy fuego para tu fuego, soy ira para tu ira, soy odio para tu odio. Soy tú, eres yo, somos nosotros. Soy tu amor, tu deseo, tu pasión, tus labios ardiendo al recuerdo de aquella boca. Soy tus oídos al sonido de su voz, soy tu piel al sentido de aquel calor. Soy las lágrimas al recuerdo de aquellos días, soy el frío de aquellas noches y soy el trueno al recuerdo de aquellas tormentas. Soy tus palabras gritadas al viento, soy tus esperanzas que surgen de entre la nada y vaga ingenuidad. Soy las ilusiones en el espejo de tu mente.

Habito los campos entre tu realidad y mis fantasías. Soy tu confidente. Guardo entre mis manos cada uno de tus pasos, el obrar de tus manos, el latir de tu pecho. Y cada noche velo por tus caprichos, y a cada minuto vuelvo para que no olvides quien eres y quien soy. Soy quien te muestra los senderos que no existen, aquellas brechas que habrás de seguir. ¡Soy tú!

Bajo la protección de las estrellas yo danzo entre tus habitaciones, recorro la piel bajo tus mantas, susurro imágenes a tu oído, siembro incontables detalles y escapo hacia donde nadie puede seguirnos. Y cada noche te llevo conmigo entre las ventanas y recorremos el mundo y lo devoramos, y lo consumimos; nos extasiamos de él hasta no poder más. Recorremos la bastedad de los cielos y vamos aún más allá hasta la nada.

Volamos hasta encontrar seres inconcebibles. Tocamos aquellas alas y miramos a través de sus cristalinos ojos; escuchamos sus pasos, leemos sus palabras, nos bañamos con su esencia hasta perder por completo la razón. Contemplamos monstruos y aberraciones empapados en sangre y vísceras; caminantes nocturnos, sonrientes y orgullosos de ser ellos mismos. Nos transformamos en ellos y observamos el mundo con sus ojos. Nos convertimos en ellos y tocamos con sus manos, sentimos con su fuerza y su poder; tenemos sus alas, poseemos sus sonrisas. Nos convertimos en nosotros mismos.

Bailamos entre llameantes sombras hasta agotarnos completamente y así, finalmente descansar. Vivo honrado a tu lado, muero orgulloso junto a ti. Volveré cada noche y tú me llamarás cada día. Y en libertad me poseerás, porque en libertad soy tu fiel sirviente.